Narraciones Fantásticas

La enfermedad de Doña Isabel

El aprendiz de mago (12)

   

 

 

14.- El cáncer. Esa tremenda enfermedad.

           -Tengo cáncer Juan. Estoy segura que es por  a causa de algo terrible que me ocurrió hace unos años-le dijo doña Isabel, un dia que coincidieron en la salida de la iglesia.

        El aprendiz de mago simplemente la miró. No tenía nada que decir, tal vez porque de alguna forma comprendía  que cualquier palabra habría sonado totalmente vacía. Ella tampoco había dejado de mirar  a los ojos de Juan en ningún momento.

          -¿Me ayudarás?

               -¿No sé? Es todo tan difícil. Yo no soy una persona que tenga fe en lo milagroso. Solo tengo confianza en el trabajo mental así como en el físico.

               -No te pido milagros, sólo que reces por mí, a tu manera.

               -De acuerdo. Haré lo que pueda -le contestó Juan.

              -Confío en ti.

             El aprendiz de mago cogió con sus manos las de su Madre Amantísima y contempló sin sentir cómo las lágrimas regaban el pálido y delgado rostro de doña Isabel. La verdad es que así era Juan. Quizás pensó que era normal que las personas enfermasen y que muriesen. Quizás creyó que tenía tan pocas posibilidades de llevar la vida propia de un ser humano afortunado, que le pasó por la cabeza que poco perdería. Y como si leyese su pensamiento, siguió doña Isabel:

            -Yo deseo vivir, Juan. Sé que mi vida no es todo lo buena que desearía, pero quiero vivir. Todavía tengo cosas que hacer. Tengo una familia a la que cuidar.

           -Estudiaré qué puedo hacer Doña Isabel. Nunca me había pasado esto. Es verdad que a veces he remediado un dolor de cabeza, pero de ahí a curar un cáncer hay un abismo.

          -No importa, mi pequeño seminarista. Saber que harás lo posible, para mí es más que suficiente. Ya no me sentiré sola.

          -Estudiaré el Tratado sobre la Curación esotérica del Maestro Tibetano. Quizás ahí esté el remedio.

         -Mil Gracias.

Doña Isabel había cambiado de cara. Ahora se la veía feliz y le dijo mientras salía a la calle.

         -¡Ah! Tengo el tumor en la matriz. En un mes me operan en la ciudad.

         -¿Conoces a mi sobrina Pilar?

         -Creo que sí.

        -Entonces. Ella te dará noticias mías.

        -De acuerdo-contestó Juan.

        -Ya verás cómo tú me curas-se despidió del aprendiz de mago, doña Isabel.

Autor:Quintín García Muñoz

 

 

 

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