tu sonrisa siempre instantánea y la dulzura de aquella voz en eterno sueño ,

que aun escucho dulcemente en mis oídos,

"Porque sueño, estoy contigo.
Porque en una noche desvelada,
me agarraste de los hombros,
y despacio y con calma
me dirigiste hacia tu alma.Porque te busque y te encontré,
porque me diste lo que me hacia falta
sintiéndome tiernamente querida,
cuando me enfrente con tu mirada.
Y sobretodo y ante todo porque siento,
que cuando una terrible equivocación
había osado interponerse en mi camino,
me escuchaste y entendiste aun cuando no explique nada,
hoy bailo con tu flor de lavanda,
danzando como tú hacia el sol,
sintiéndome tiernamente querida
derrochando poemas de tu rotundo amor.

Porque sueño, estoy contigo

  Para finalizar, al tercer día de la muerte de doña Isabel, Juan se acercó hasta el cementerio. Él había hecho todo lo que su mente y su corazón habían sabido y podido. Pero allí estaba el nicho indicando que su trabajo mágico había sido un fracaso relativo.

    Recordó todo lo vivido con Doña Isabel. La enorme ayuda que había sido para él en su niñez, y el amor de hijo que le profesaba.  Luego depositó doce rosas y le dijo adiós.

    Y su mente le debió de traicionar o tal vez no. Notó una especie de cosquilleo en la mejilla. Automáticamente, pensó que un ángel le besaba y que se marchaba hacia el cielo.     Y de esta forma, el aprendiz de mago creyó saber que Doña Isabel habitaría en algún lugar de la conciencia de Dios, y que tal vez era verdad que el alma era una realidad  que sobrevivía a la muerte del cuerpo físico.

    Fuese como fuese su trabajo mental de aprendiz de mago había finalizado.

Autor:Quintín García Muñoz

A La Cueva de los Cuentos

 

 

 

Revista Alcorac

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