Narraciones Fantásticas Proyecciones mentales El aprendiz de mago (22) |
1.- Un caso de proyección mental.
-Corre a por la piedra-gritó Juan a su perro.
El boxer bajó rápidamente entre romeros y tomillos y tras olfatear
el rastro durante unos segundos, subió una gran piedra caliza. Juan
le acarició en la cabeza y le quitó el pedrusco de sus poderosas
fauces; oteó el horizonte y contempló las lejanas montañas
azules teñidas de blanco por las recientes nevadas. Después
partieron los dos hacia la loma más alta donde había un pilón
geodésico.
El sol de aquel día de Enero, causaba enorme impacto en la retina de
Juan, después de haber soportado dos tristes días de fina lluvia,
y evanescentes copos de nieve bajo el gris plomizo de las nubes.
Caminar por el monte, mirar a la lontananza, escuchar el agradable silencio,
respirar hasta colmarse de vida, sentir que por un segundo nada se interpone
entre el Cielo y La Tierra le hacía preguntarse a Juan continuamente
¿Y ahora qué?
Cada vez quedaban más lejos los continuos momentos de desasosiego e
inestabilidad producto del crecimiento de un alma que se hacía paso
entre las obligaciones y quehaceres diarios. Ahora en su haber permanecían
la armonía y la belleza abstractas y La Vida le concedía un
tiempo para poder hacer algo más.
Así es que respiró profundamente mientras miraba al sol dorado,
extendió los brazos y visualizó una esfera que le envolvía
completamente. Amor y Belleza giraban continuamente a su alrededor. Visualizó
la persona a quien destinaría aquel regalo y la envió a su lado,
para que colmase de esa paz a su receptor.
Su trabajo, era un acto de fe continua. Confiaba en todo lo que había
leído; confiaba en que el mundo en verdad estaba unido y el pensamiento
podía volar a través del espacio desde un cerebro a otro. Y
curiosamente, a los pocos días visitó a la persona destinataria
del regalo mágico. Una sola frase, unas pocas palabras le estaban indicando
que su pensamiento, no solamente había llegado a su destino sino que
había sido visto.
-El otro día, estaba en el salón, y vi una luz , así como una bola dorada. Me parece que fue el espíritu de Luis, un compañero de trabajo, que se murió hace unos meses y al que le tenía mucho afecto. Y a veces siento que me ayuda.
Juan permaneció en silencio mientras las mujeres hablaban. Todavía
no sabía que el nombre de aquel sencillo acto de magia, se llamaba
proyección mental.
2.- Un nuevo caso de proyección
mental
(extraído del diario de un aprendiz de mago)
...Son las diez de la noche. Salgo a pasear con Spock. Mi boxer está tranquilo. Hoy voy a saludar a un ser querido. Rosita es un ser espiritual y bondadoso. Muy fuerte y que ha superado mil adversidades. Imagino que voy hacia su pueblo, visualizo la fachada de la casa, entro por la puerta de hierro, subo las escaleras. Casi, más que el amor, me mueve la voluntad de llegar. Veo la puerta, y la atravieso. Sigo visualizando el pasillo. Y allí me doy cuenta que tengo excesiva fuerza de voluntad y dejo el experimento.
...Es el domingo, día en que acostumbramos a ir a casa de Rosita,
la hermana de mi padre. Yo, ya he olvidado casi la proyección mental
realizada varios días antes.
Y en mitad de la comida comienza a hablar Rosita. Pues el otro día,
uff. Pasé mucho miedo. Resulta que estaba caminando por el pasillo,
porque me dolía la espalda y noté así, miedo. Hasta
me pareció ver como una sombra blanca que desaparecía enseguida...
...Miré a Rosita, y seguí hablando con mi padre de asuntos triviales, como si nada...
Autor:Quintín García Muñoz
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