"...Son muchas las personas que consiguen casi todo en la vida, sin tener en cuenta ahora las contrariedades que van surgiendo a lo largo de la misma. Una infancia alegre, una adolescencia relativamente normal, una juventud en la que puede relacionarse de forma exitosa y acceder a una educación hasta los veintiocho años. Sus cuerpos físicos, sus sentimientos y sus pensamientos forman un conglomerado denominado personalidad. Tienen un trabajo en la sociedad, y luego de una forma o de otra tienen una familia. No importa lo reducida que pueda ser y los avatares que proporcionan todas las posibles circunstancias por las que se pasa para llegar a ello..
Esas personalidades perfectas deberían sentirse realizadas pues lo tienen todo, y sin embargo hay un algo que les está diciendo que no, que no se sienten totalmente completos.
Como casi en todo, de alguna forma comprendemos nuestros anhelos abstractos cuando por algún motivo tenemos la suerte de realizarlos provisionalmente. En general, pensamos que un ser humano es una especie de organismo autónomo, que subsiste por sí mismo y que todos sus pensamientos y sentimientos están encerrados dentro de su casa, más concretamente su cerebro. Pero esto no es así. Las anécdotas, que podrían haber sido más, en este pequeño libro, llevan al aprendiz de mago a concluir que el ser humano es una unidad eléctrica. Su cuerpo físico, que diariamente se alimenta con productos tangibles, es algo más que materia grosera. Y al igual que las plantas, él necesita del sol, del aire, de la humedad, de las caricias de sus compañeros de viaje, de los pensamientos encerrados en libros, y de algo mucho más sutil como son los invisibles estímulos eléctricos.
Algunos sabios todavía consideran que el ser humano es algo aislado, que siempre está solo o que siempre se tendrá que desarrollar por él mismo. Llegan a estar de acuerdo en que existen conciencias que juntas forman “El Reino de Dios” , pero no llegan en verdad a dar la importancia que merece el hecho de pensar que un ser humano está continuamente recibiendo pensamientos y sentimientos de otros seres humanos y a su vez él mismo los emite.
Así pues esos humanos relativamente completos tienen un profundo anhelo por la unión con algo que está más allá. Necesitan algo y no saben exactamente qué es. Continuamente, como unidades eléctricas, están siendo atraídos y repelidos por otras unidades. Todavía más, se sienten atraídos por unidades eléctricas muy poderosas, que han llegado a ser positivas con respecto a esas “personalidades”. Esa atracción es la fuerza magnética denominada también amor.
Podríamos visualizar el Universo ahora mismo, como puntos de luz que atraen a otros puntos de luz y que juntos forman bellas esferas. Podríamos ver más concretamente un círculo de cuerpos de luz que están unidos por hilos de luz alrededor de un núcleo de luz más intenso y que les atrae como un enorme imán. Y al acercarnos y ser parte de ese círculo seríamos capaces de sentir la verdadera calidez del estímulo de la electricidad que tenemos en nuestro interior por ese polo positivo. Dulce es la atracción y amoroso el contacto de varios corazones, más concretamente, de múltiples centros cardíacos, justo detrás de los omóplatos..
Y sintiendo que ese susurro eléctrico es el agua de la vida, acudimos una y otra vez con el fin colmarlo nuestro recipiente eléctrico, nuestra copa, de la luz y amor que surgen de esa Fuente de Vida. Luego regresamos a nuestro personalidad, a nuestra vida externa y cumplimos y aprendemos a perfeccionar ese cuerpo de luz.
Simples acontecimientos, como el recuerdo instantáneo y recíproco de una madre y un hijo, o el casi imperceptible hecho de que el compañero de trabajo nos contesta a una pregunta que le íbamos a formular. O acontecimientos más complejos como puede ser el que alguien sueñe lo que nosotros hemos escrito en un papel... hacen que un ser humano, vaya siendo conducido hacia otro mundo, donde reinan la electricidad, la luz, el amor y la voluntad que residen en los núcleos de conciencia super-humanos.
Esa materia luminosa que es producto de la electricidad es lo que esencialmente es un ser humano, sin olvidar que son sus experiencias en la tierra física las que suministran las piedras con las que construirá el templo de Salomón o el cuerpo del alma.
Y ahora, el hombre o mujer que se reconoce como una chispa de luz, solo tiene que viajar hacia el lugar donde se reúnen las otras chispas de luz. Después, ellos mismos se trasmutan en núcleos positivos que atraen a las titilantes y vacilantes chispas de luz que son otros seres menos evolucionados. Y el mundo se convierte en una infinita corriente eléctrica que porta luz, amor y voluntad.

Y cuando sumidos en profunda meditación extienden sus manos invisibles hacia los grandes y sagrados Centros de Conciencia, cuando inmersos en ese mundo eléctricos tocan los velos majestuosos de la Jerarquía o Corazón de nuestro Logos Planetario, o cuando piensan en que un día adquirirán la Voluntad de Shamballa, vuelven su faz iluminada hacia donde reina la oscuridad.

Más allá del Señor del Mundo, o Logos Planetario que utiliza la Tierra como vehículo de expresión, existen Logos Planetarios en Venus, en Júpiter...hasta llegar al Hermano Mayor que es el Logos Solar, y más allá Los Siete Rishis de la Osa Mayor, y Las Pleyades, y el lugar de origen de los Magos Blancos, Sirio.
Eso es lo que esos hombres internamente resplandecientes, como puntos de conciencia eléctrica y luminosa visitarán un día, que se convertirá en “El Día Sé con Nosotros”. Ese día en el que envueltos en las vibraciones luminosas de los Centros de Energía Solares tendrán perfeccionadas sus facultades creativas. Entonces, con un pensamiento, serán capaces de construir las líneas que se anclarán en el cerebro y en el corazón de futuras e incipientes razas de hombres con el fin de ayudar en la construcción de nuevos mundos.
Algún día esas unidades eléctricas llegarán a formar parte de la Hueste de Creadores y ser Uno con la Creación"

 

Autor:Quintín García Muñoz

A La Cueva de los Cuentos

 

 

 

Revista Alcorac

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