CREADORES DE MUNDOS.

 

 

Creadores de Mundos (Oscuridad primigenia)


En el espacio oscuro
permanecemos.
Nada hay
sino nuestros sueños.

Extendemos nuestra mirada
sobre la oscuridad...

Calma....


Somos el centro,
la llama,
la perifería...
el amor
que se irradia.

Océano de paz,
condensada potencia,
escondida intensidad,
voluntad tensa.

De nuestro corazón
y mente,
fluyen las fuerzas
que sujetan
y mantienen
la densa materia.

Las virtudes y los dones
permanecen abstractas,
dispuestas a comenzar
una nueva alborada.

La experiencia acumulada
como observadores
en antiguos mundos,
desde remota edad,
ha dado su fruto.

La oscuridad es el presente.
Pero, el futuro
del nuevo mundo,
será causado
por el pasado.

Todo lo aprendido,
será utilizado;
es por ello que
el karma ya está
diseñado.

Extendemos de nuevo
nuestra mirada
en la oscuridad.
El momento ha llegado
comenzamos nuestro canto.

 

 

Creadores de mundos (La Hueste Creadora)


Sabemos
que a una llamada
nuestra,
las esencias de fuego
aparecerán
prestas.

La primera
y oculta palabra
ya está
en nuestra alma.


Es por ello
que no hace
falta
nombrarla.

Es intrínseca,
es nuestra
esencia;
fruto de sueños
y antiguas experiencias.


Sólo se escucha el silencio.
sin embargo,
nada hay más tenso
que la intensidad
de este momento.

Una imagen
asoma.
No os engañéis
por su delicada
forma.

Detrás de ella
está la hueste creadora,
cuya esencia es el fuego
y su palabra destructora
hasta que no sea perfecta
la obra.

 

 

Creadores de mundos (El principio)


Luna llena
sobre un lago.
Joven doncella.
Un ramo de violetas
lleva en la mano.

Túnica blanca
reflejo de su alma.

El aroma de las violetas
se desprende de
su corazón.

Ella es el principio,
la esencia,
de la nueva creación.

Sus ojos expresan
belleza y amor,
y por ello
potencia y destrucción.

Nada interno atentará
contra su mundo.
Si así fuere,
el fuego abrasador
será su salvador.

Pero antes,
de llegar
a tal extremo,
recordará
que el creador
y lo creado
son Ellos.

Creadores de mundos (Ella)


Bajo la luna llena,
la doncella de túnica blanca
se sumerge en las primigenias aguas ;

En su amor por el creador
colma de bendita esencia
la plateada laguna.

Su dulce danza
y divino canto
fecunda las aguas
que, gozosas y
reflejando su mirada,
devienen
en una multitud
de diminutas
"luciernagas"

Multicolores
peces
mecen
los arabescos
pliegues
de sus
cabellos.


Y un amor profundo,
como el de un creador
hacia su mundo,
o como el amor
de una madre
hacia
su hijo único,
brota
de la Divina Doncella
que
resplandece
con eterna belleza.

La naturaleza comienza
un nuevo ciclo,
con lejanos
cantos
de un antiguo
mundo,

Simientes durmientes
que en su corazón
permanecen
desde el ocaso
hasta
que de nuevo amanece.

Los creadores
complacidos
acarician
a su Divina Doncella
con las
flechas
de Cupido.

Creadores de Mundos (Él)


En su horizonte,
una estrella vislumbra.
Su color dorado
ilumina la penumbra.

De lejanos lugares,
de un mundo moribundo,
debió escapar
dejando sus cuerpos
mortales.

Envuelto en su alma,
vehículo de fuego,
se aproxima
,aunque no lo sabe,
hacia su nueva morada.

En sus ojos
el fuego creador
centellea
con intenso resplandor.

En su huevo azulado
viaja
por el espacio.

Y muy pronto es atraído
por un planeta
del mismo color
que del que ha partido.

En un mar cercano
a la laguna plateada
su alma se ha posado.
El huevo azul y bronce
se convierte
en una forma humana
de notable planta.

No pisa el suelo,
ni el agua,
es vaporoso
en su deambular
diluyéndose
con la luz
del alba.

Debería haberse
dirigido
hacia la tierra alta,
pero el Sol le reclama
y circunvala
el planeta
en dirección contraria

Piensa que tal vez,
quizás, nada a este mundo
le ata; la determinación de
partir está a punto
de ser dada.

Completaré una vuelta
se dice-
y de aquí me iré
si no encuentra nada.

Creadores de mundos (Localización)


Más deprisa
podría haber girado
alrededor del planeta
encontrado.

Pero el visitante
de mundos lejanos
sobrevoló
tierras y océanos
observándolos
con extremo cuidado.

Entró en la noche,
cuando la luna llena
se reflectaba
impóluta
e inmaculada
en las aguas primigenias
de especies
recién comenzadas.

Y a pesar,
de conocer otro universo,
su alma
de tan gran belleza
quedó prendada.

Miró las aguas,
observó la luna,
sintió el azul índigo
con cada fibra
de su espiritual
vehículo.

Y, si bien
es cierto
que no estaba
cansado,
se sentó
cercano
a un árbol.

Pensativo meditaba
sobre aquel
bello planeta
que
nadie habitaba.

Recordó los océanos,
las montañas
y los valles.
Aquel mundo
era amable,
sereno
y
habitable.

Añoraba a sus
familiares,
que de su mundo,
no pudieron
acompañarle,
y tal vez
varias lágrimas
hubiese dejado
sobre la hierba
si éstas fuesen
de cuerpos mortales.

Mientras permanece
sumergido en lúgubres
pensamientos
se sorprende
al contemplar cómo desciende
una figura femenina
que resplandece
como un diamante.

Ansioso observa
a la bella dama,
se acerca sobre
las aguas.

Ella juega
con los habitantes
del agua,
y el viajero comprueba
que no le ve
ni le observa.

Desde el primer instante
prendado se queda
de tanta belleza,
no sabe
cómo entrar
en contacto con ella.

La luz blanquecina
de belleza inmarcesible
le atrae
de forma irresistible.

Con sus manos
intenta tocarla,
pero atraviesan
aquella materia,
que a él
le parece solidificada.

Sin consuelo,
el viajero de los mundos
habría quedado,
si la dama de luz blanquecina
sentirle no hubiese demostrado.

Pero ella,
observa a su alrededor,
una brisa ha acariciado
su corazón.

Y sus ojos extrañados
pues nada ven,
se dirigen
hacia el rostro
del viajero,
del que ha notado
algo así
como un calor.

Él la mira,
con ansiedad,
Ella le intuye
con vaga
curiosidad.

De qué forma,
se pregunta
el viajero de los mundos
podrá
indicarle
que él
al lado de ella
está.

 

Creadores de mundos (Contacto)


La distinta densidad
de la materia
constitutiva
no es una desgracia
sino más bien
una fortuna.

¿De dónde aprende
el viajero de los mundos
el método
para tocar
un cuerpo tan bello?

Es dificil, para algunos,
comprenderlo,
si no dan por sentado
que escondidos,
ocultos
inalcanzables,
intocables,
están Ellos.

Un alma sin cuerpo,
tratando de tocar
un cuerpo etérico
sin fluído denso.

De todos es conocido
que el espíritu
es materia liviana
y la materia
es espíritu denso.

Y esos tejidos
de diferente
hilado
se tocan
con sus halos.

La amorosa y divina Dama
de encantos infinitos
Hija de los Creadores,
acude cada día
a la laguna plateada.

Y aunque la luna llena,
aparece menguada,
en un preciso instante,
cuando se baña
cuidando a sus
'luciérnagas" amadas
a la misma hora,
ocurre
la sensación esperada.

El viajero de los mundos
que ya utiliza
la luz de su alma
circunvala con haces
el aura de la Divina Dama.

Y paulatinamente,
el espíritu liviano
se mezcla
con la materia
todavía
no densificada.

La luz teje
su tela
inmaculada.

Día a día,
segundo a segundo,
el habitante de otro mundo
impregna con su alma
el cuerpo de su amada.

La luz de la Dama,
se acrecienta
hasta resplandecer
casi tanto
como el Alba.

Ella no le ve,
pero en su mente
comienza
una imagen
a ser forjada
y le llama
Hijo de las Estrellas.

Él a ella,
blanca como la luz
de un cometa,
como el reflejo
del satélite
de este planeta,
decide nombrarla:

Hija de la Luna,
por él es llamada.

Sin ellos saberlo,
reproducen
antiguas eras,
perdidas leyendas;
no saben
que antes que ellos
hubo
otros viajeros
y otras doncellas.

Pero no hablemos del pasado
sino de los dos amados,
que han sido
los elegidos
para repoblar los
espacios vacíos.

Creadores de mundos (El abrazo del fuego creador)


Brisa que llegas
invisible,
inaudible,
casi imperceptible.

Brisa que entras
en mi corazón
sin que apenas
te sienta.

Brisa que
recorres
mi cuerpo
de una
a otra parte.

Brisa que me amas
en un
eterno instante.

Brisa que partes
del corazón
amado.

Brisa que colmas
mis internos
espacios.

Brisa que en ti
llevas
el fuego
de lo creado.

Brisa suave
que me abrazas
y rodeas,
penetras
y llenas;
no existes
y, sin embargo,
tu llegada
me mantiene
alegre
y serena.

Brisa que
vuelas
dejándome
embrujada.

Brisa venida
de lejanas estrellas,
sé que un día
tu esencia,
en mi regazo,
se quedará
para engendrar
una larga
descendencia.


Creadores de mundos (Los fuegos )

 


El amor de la Divina Dama
el corazón del viajero
de fuego inflama.

Y para tocar su belleza
el Hijo de las Estrellas
con la energía recrea
una nueva esfera.

Desde su ojo en la frente,
y desde el corazón
como fuente,
un haz de luz
muy fino
pero intenso
lanza potente.

Como una flecha,
el alma
de la Hija de la Luna
atraviesa;
pues la materia,
se llame luz,
aire
o agua
es una.

El viajero de las estrellas,
extrae del Sol
su fuego más profundo
depositándolo
en el seno
de su amada.

La Hija de la Luna,
apenas
resiste
tanta fortuna.

Expandirse necesita,
posar sus manos
etéreas en los manantiales,
en los océanos,
... en todos los lugares.

Amados Padres,
-se dice-
gracias
por poder
ayudarles.

Y Ellos observan,
el intenso amor
que de su corazón
brota con fuerza.

Con su energía
inconmesurable
frotan,
dando brillo
al nuevo cuerpo
de luz
del futuro padre.

Del abrazo profundo
de ambos amantes,
los fuegos
del joven corazón
y de la
incipiente mente
nacen.

Una chispa de fuego
ha brotado en el
interior de la
Hija de la Luna.

Una chispa que se
agita y danza
en forma saltarina.
De un vehículo adecuado,
deberá ser revestida.

El Hijo de las Estrellas
abraza
a la Hija de la Luna.
Juntos,
fusionados
en una figura
miran de frente,
exactamente
en el mismo instante.

Ambos ven
con sus mentes,
el objeto de sus
fuegos ardientes,
otra doncella.
joven,
que camina
pisando la tierra.

Ambos saben,
intuyen
porque
Ellos,
en su ayuda acuden,
que un fuego
les falta.


Creadores de mundos (El tercer fuego)


En los principios de los mundos
la fuerza creadora
es el pensamiento,
la idea
y la palabra que evoca.

Toda posibilidad y potencia
de Ellos brota,
para que los segundos creadores,
puedan delinear
los mundos
con una nueva nota.

Una palabra basta
para que exista
una cosa.
Es por ello
que al menor deseo,
de los creadores,
los elementales
asoman.

Y ellos construyen
las formas
que de otras
civilizaciones
acaecidas
invocan.

El tercer fuego
es el que
la
autoconciencia
provoca.

Y para conseguirlo,
La Hija de la Luna,
y el Hijo de las estrellas,
necesitan
viajar a otro mundo,
más allá de la tierra,
del cielo azul
y de las olas.


Creadores de mundos (Hacia el alma de los humanos)
Es luna llena,
cuando
el viajero de las estrellas
entra, una vez más,
en la luz
de su amada.

Circunvala
a enorme velocidad
su completa esfera,
y con impetuosa
fuerza,
ambos,
hacia el cielo
se elevan.

La Hija de la Luna,
con cierto temor
se entrega
en los brazos
de quien la lleva,
pues nunca
se ha elevado
,conscientemente,
por encima
del agua
y de la tierra.

Pronto
la tranquilidad
recupera,
al comprobar
que volar
de esa forma
no es
una quimera.

Etéreos
en abrazo
profundo,
se dirigen
más allá
de este
mundo.

La oscuridad
nocturna
da paso
a la luz
diurna,
cuando
cerca
del dorado soll
sienten
la primavera.


Sus cuerpos
livianos,
no están
sujetos
al calor
que
a humanos
habría sofocado.

Muy al contrario,
el divino astro,
provoca
brillo
en sus ojos
y
sonrisa
en sus labios.

El divino sol
les acoge
con
cálido fulgor.

Y atraídos,
en su corazón,
por un
extraño
resplandor,
descienden
con la profunda paz
fruto
de su unión.

Creadores de mundos (Ante los Fuegos Solares)

 


La calidez del sol,
les envuelve
cuando se acercan
al punto
de atracción.

Se observan los cuerpos,
y aunque etéreos,
de oro y plata son.

Las llamas,
una puerta
dibujan
que ambos
atraviesan.

Alguien les espera;
levantando
una mano,
en hermosa cueva
les adentra.

Bienvenidos
buscadores
de almas,
le "escuchan"
infundiéndoles
paz y calma.

¿Nos conoces Señor?
-pregunta-
el Viajero de las estrellas.

Por respuesta,
reciben
una sonrisa.

La cueva,
esfera dorada,
de gran
cantidad
de almas,
está colmada.


La Hija de la Luna
mira a lo lejos,
atraída
por un sentimiento
de intensa ternura.

El guía sonríe,
y anima
a los visitantes
a que se internen
entre las
almas silentes.

A vosotros,
las benditas llamas,
dormidas os parecen,
pero
mientras, aquí, descansan
en lejanos mundos
aprenden.

Atracción fuerte
a la Hija de la Luna,
hace detenerse.

La cara le resplandece.
Ése es el fuego
que ella quiere.

La Divina Dama
torna su mirada
hacia el guía;
busca una respuesta
que apruebe
lo que tal vez
sea una osadía.

El guia da la vuelta.

La Hija de la Luna
cree
que su corazón
se parte.

El Viajero de las estrellas.
con el brazo
rodea a la Divina Doncella;
Su "caminar" flaquea,
ante profunda tristeza.

Se abre la anterior puerta,
que tras ellos,
de nuevo, se cierra.

El guía, en lugar
de llevarles
a la salida,
les conduce
a través de
un puente de fuego
hacia palacio inmenso.

El viajero de las estrellas
señala animoso
el lugar tan hermoso.

Palacio de llamas azules,
cuyo exterior
el color dorado
cubre.

En unos segundos,
el guía,
con un extraño tejido,
los ojos de los viajeros
cubre.

Una figura
difuminada,
inmensa,
azulada,
lanquecina
y dorada,
les habla,
si bien,
solamente el guía,
su significado capta.

Abandonan el palacio,
regresan a la cueva.


La Hija de la Luna
de amor resplandece,
cuando el guía
deposita
en sus brazos
el valioso presente.

La Divina Dama, a su
niño amado,
introduce en su "vientre",
donde ya está creciendo
la pequeña durmiente.


La envoltura de los
dos fuegos,
cobija el tercero,
que se oculta entre ellos
y desaparece.

El guia les advierte
de su inmensa suerte:
un regio huesped
habitará
en su vientre.

La Hija de la Luna,
y el Viajero de las estrellas
en abrazo profundo
retornan a su mundo.

Ingrávidos
y etéreos,
los amantes,
su creación,
y el tercer fuego
de gozo
resplandecen.

Para no atribularles,
el guía
no les ha dicho
toda la verdad
sobre su divino niño,
que permanecerá
miles de años,
hasta que sea
aventado
el trigo.


Los Creadores de Mundos (Estirpe Divina)

 


Grande es la actividad
entre los hijos del sol
y las hijas de la tierra.
Entre ellos
su sangre de fuego
se mezcla.

Un gran número
es la descendencia
de la Hija de la Luna
y el Viajero de las estrellas.

Las almas de los
divinos solares
reposan en ella.

Sus desplazamientos,
instantáneos,
cruzan
de una parte
a otra de la esfera.

La comunicación
entre sus mentes
es tremendamente
cierta,
pues sus pensamientos
a nadie se velan.

Todavía falta la materia
densa,
que es la que oculta,
de cada uno,
su esencia.

Saben
cuál es
su destino;
para ello
han realizado
un largo camino,
y cubierto
sus almas
de velos tan finos.

El órgano
principal
para
expresar
su amor,
es
el corazón.

Cuyo valor,
más
tarde,
no será
reconocido.

El corazón etérico
de la raza
de seres divinos,
con su magnetismo,
es un poderoso imán
que atrae
los espíritus.

Ése es el mayor poder
que en este mundo
se puede conocer.

Es el poder del Amor,
el poder
de los divinos constructores,
que con su
atracción magnética,
forman
las civilizaciones.

Armonía, paz y belleza
son el resultado
del amor
entre las
dos esferas.


 

Creadores de mundos (Anhelo por la materia densa)

 


La materia etérica
de los divinos seres
no perece,
sino que se renueva,
extrayendo las
energías
del cielo
y de la tierra.

Muchos años transcurren,
mientras
los divinos habitantes,
la materia densa
en sus formas
asimilan.

Que el espíritu
modifique la materia
directamente
no es la ley,
sino que éste
a través
de los velos
necesita
su fuerza
ejercer.


Conforme
el tiempo pasa,
su actividad acumula
paulatinamente
la densa masa.

La materia opaca
atrae
a los "ángeles",
pues
ése
ha sido,
consciente
o
inconscientemente,
el destino
de su viaje.

Los divinos
etéreos,
comprenden
que sienten
los elementos
de la tierra
con más fuerza
si acumulan
en sus velos
densa materia.

Y esa sensación
les anima
a probar
nuevos métodos


Sólamente
un paso
resta
para que
el reino de los dioses
en humano
se convierta.

Creadores de mundos (Algunos dioses devienen en humanos) Fin

 


La diosa más bella,
la niña amada
de La Hija de la Luna
y
del Viajero de las estrellas
está
en la última
etapa
de densificiación avanzada.

Sus divinos progenitores,
aunque conocen las leyes,
a su anhelo se oponen.

¿Quién quiere que una hija
penetre en un mundo
de futuros horrores?

Nada pueden hacer
si la libertad
quieren ofrecer.

Con este dolor
se levanta el telón
de un nuevo acto
de profundo amor.

Una nave del espacio
en el suelo se ha posado.
Un solo navegante
en ella ha llegado.

Es el sobreviviente de
una batalla, perdido, herido,
sale sin salvaguarda.

La diosa más bella,
la más avanzada,
en artes mágicas
desde el primer instante
se queda enamorada.

El navegante es joven,
apuesto, de belleza extrema,
permanece tumbado en tierra.

Con sus dedos semi-etéricos
semi-terrenos
acaricia la cabellera.

La Hija de la Luna
y
El Viajero de las Estrellas
con temor, aunque gratos
recuerdos
observan.

El rostro del navegante,
la mujer bella, besa.

En ese momento,
en ese instante,
la divina dama
toma el aspecto
de mujer terrena.

Se inclina,
coge la mano,
mira a su amado
y sabe
a ciencia cierta
que el cumplimiento
de sus sueños
está cercano.

Los dioses,
los hijos de
los Creadores,
serán desde ahora
totalmente humanos.

Mas el precio
debe ser pagado.
La densificiación
de la materia,
la comunicación
ha cortado.

Los hombres,
de los Dioses,
permanecerán
"apartados"

 

 

Autor: Quintín García Muñoz.

 

 

 

 

 

 

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