ETÉREA
CAPÍTULO
7
ERIS
-Hasta
dentro de 557 años, aproximadamente, no se volverá a ver
a Eris tal y como lo estamos disfrutando en nuestro regreso de Khul-comentó
Jason a Duncan, quien lo observaba detenidamente desde el puente de
mando.
-Entonces... seguro que no somos nosotros los viajeros que se deleiten
con tan maravilloso espectáculo-añadió bromeando
Duncan.
-Estamos, exactamente a 1,2 ua del mismo. Y tardará en dar la
vuelta al Sol casi seis siglos.
-Se hace extraño-continuó Duncan.
-¿Sí?
-Cuando de niños estudiábamos el Sistema Solar, nos parecían
todos los planetas al alcance de la mano.
-Es cierto-continuó Jason-. Éramos capaces de dibujar
el Sol y los planetas en una cuartilla. Y ahora que estamos aquí,
ni siquiera podemos ver la Tierra.
-¡Es una gran verdad afirmar que el espacio está vacío!-añadió
Duncan.
-No me acabo de creer todavía que los invisibles tengan problemas
para atravesar cierta parte del cinturón de Kuiper-planteó
sus dudas Jason.
-Sí-continuó Duncan-. A simple vista no hay ninguna barrera,
si bien es cierto que cuando nos colocamos los visores, entonces, pueden
ser apreciadas ciertas líneas que indican un potente campo de
energía.
-El universo es extraño. Tal vez el campo de energía es
una protección para el interior de nuestro sistema solar. La
heliosfera puede ser un poderoso filtro...sin embargo los rayos cósmicos
penetran. Quizás exista algo más, que todavía no
sabemos, y deba ser descartado. Al fin y al cabo las leyes existen.
Y como queda bien demostrado, ninguna ley es arbitraria y casual.
-No entiendo qué hacen Khul y los otros dos planetas fuera de
esta protección- preguntó Duncan.
-¡Quizás son la clave de las defensas ante algún
tipo de energía interestelar que todavía no hemos llegado
a descubrir!
-¡Quién lo puede saber!
Mientras Duncan y Jason divagaban en conjeturas que tal vez nunca podrían
responder, desde el otro lado del puente de mando, Kay exclamó:
-¡Dios! , un S.O.S.
Los dos se acercaron hasta la comandante que observaba una pantalla
en la que se estaba escribiendo un mensaje repetida e intermitentemente.
ERIS
“A quien pueda recibir nuestro mensaje. Orbitamos alrededor de Eris.
Somos ocho viajeros. Estábamos cerca de Júpiter, y un
extraño agujero de gusano nos ha desplazado hasta el extremo
del Sistema Solar. S.O.S. No podemos regresar. Ayuda...”
Kay comunicó al ordenador con la voz "Somos la nave Voyager
XIV, por favor confirmen su petición de ayuda"
A los diecinueve minutos exactamente recibieron en la pantalla.
“Por favor, Voyager XIV, ayúdenos. Apenas nos quedan reservas
para tres días.”
Kay se quedó pálida. Ellos eran la única nave que
había partido de la Tierra hasta la otra parte del Sistema Solar.
Nadie, salvo ellos, en los dos últimos años había
pasado de Neptuno. Hasta Júpiter, era donde llegaban las rutas
comerciales, especialmente Ganímedes. Allí se habían
encontrado metales preciosos. Parece ser que los humanos, se sentían
irremediablemente atraídos por ellos.
Más allá, solamente se atrevían a pasar los científicos
y exploradores con afán de descubrimientos extraordinarios.
-¡Es imposible! exclamó Scott con total incredulidad.
-¡Hemos recibido su mensaje! Confírmenlo de nuevo, por
favor!-Indicó al ordenador Kay.
A los diecinueve minutos y treinta y dos segundos recibieron la confirmación.
“¡Les
habla Kung, su esposa, y sus seis hijos. Por favor... Vengan. Nuestra
situación es desesperada. Cada hora que pasa nos acercamos más
hacia el abismo helado de Eris. Perdemos altura! S.O.S.”
-¡No podemos ir en su búsqueda! -gritó Scott dirigiendo
también su mirada hacia los doce invisibles.
-Son humanos. Son sangre de nuestra sangre-gritó Duncan- ¡No
podemos dejarles ahí!
-Tenemos una misión muy clara, y es conducir a los khulianos
a la Tierra-gritó Scott.
Un largo silencio de tres minutos fue lo que tardó en responder
Kay.
-Tengo que hacer cálculos-contestó la comandante.
-No hay cálculos que valgan-continuó Scott.-Estamos a
más de 150 millones de kilómetros de Eris. Son tres días
de ida y tres de vuelta. Tiempo suficiente para que nuestros viajeros
corran un enorme riesgo al tener que salirnos de la vía de rayos
cósmico-etéricos.
-Si utilizamos los reactores, podríamos reducir a la mitad el
tiempo-sugirió Jason.
Los otros tres tripulantes le miraron.
-De acuerdo- dijo Kay. Iremos a por ellos.
Scott no dijo nada más. Sabía que gastarían una
energía tal vez imprescindible en caso de necesidad, pero calló.
-Jason, ultima los detalles. Comunícales que estén preparados.
En un día y medio estaremos allí-dio la orden Kay.
ERIS
Autor:
Quintín García Muñoz