ZUERA

 

Calle de San Pedro


Zuera. La calle de San Pedro.

 

 

 

Desde mi punto de vista, subjetivo, creo que en aquel tiempo la calle de San Pedro era la calle más importante, junto con la calle Mayor. Está claro que cada niño de Zuera pensaría lo mismo de su propia calle, pero si se considera el tema con cierta objetividad, se podría decir que así era.

 


En aquellos años, la calle del Cuartel, la calle Baja, la calle de San Pedro, la calle Mayor, la calle Navas y la calle Alta eran las más importantes y en las que siempre me movía.

 


La calle Mayor era donde se asentaban los comercios importantes, además del cine Viejo. La calle de San Pedro también tenía su cine Nuevo, varios comercios más pequeños y la iglesia, que en aquellos años tenía una considerable afluencia de fieles. La calle Baja era importante para los niños y jóvenes porque en ella estaba el FOCAR.

 


La bajadica Larqué y la calle de San Miguel eran las que unían a todas las demás desde el campo de fútbol y la carretera. También eran las más peligrosas, pues por ellas pasaba casi todo el mundo de regreso del campo. Respecto a la Plaza de España, era el núcleo que unía la calle Mayor y la Calle de San Pedro.

 


En la plaza estaba Correos, la Farmacia, la Biblioteca Municipal, que atendía tan pacientemente el Sr. Cantín, la Hermandad de labradores y ganaderos, el Casino, el Bar España y el Ayuntamiento. Encima de Correos estaba el reloj y la sirena que tocaba puntualmente a las 13 y a las 20 horas.
Los niños de aquella época vivíamos en la calle, nos relacionábamos intensamente y existía una gran interacción entre todos nosotros, desde las casas junto a la carretera, donde el médico más antiguo, don José, tenía su consulta, o donde estaba la estación de autobuses La Oscense, pasando por la plaza de toros, la Panificadora, el barrio de San Miguel, hasta llegar a las casas de las cuevas y las que se extendían hasta la Loma Rajada y el camino que llevaba al Puente de los Moros. En cada barrio teníamos amigos y cole¬gas de juegos y travesuras.

 


Tal vez la calle que menos afluencia comercial tenía, creo que nin-guna, era la calle Alta, donde estaba la vicera, palabra con la que se denominaba el lugar en el que se recogían los diversos rebaños y que no he encontrado en el diccionario. La tienda que llamábamos de los Pirineos estaba a unos metros de la misma calle Alta, en el callizo que conducía a Candevanía.

 


Los niños éramos muy libres, incluso hacíamos carreras en triciclo por las calles, algo impensable actualmente.

 

 

 

 

 

 

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Texto e ilustraciones: Quintín García Muñoz


 

 

 

 

 

 

 

 

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