CUENTOS INFANTILES, JUVENILES Y NARRACIONES FANTÁTICAS

El glóbulo rojo y la neurona

 

 

 

la cueva de los cuentos, el glóbulo rojo

Glóbulos rojos. Se calcula que viven unos 120 días y recorren el cuerpo humano cerca de 3.000 veces en un día. Una neurona puede vivir desde 7 años humanos a 70.

 

 

 

 

GR2025 era un glóbulo rojo que durante más de cien días había recorrido cientos, tal vez, miles de kilómetros llevando oxígeno y recogiendo dióxido de carbono.

 

Su vida estaba a punto de concluir. Suponía que apenas le quedaban unos días humanos, pues ya había sobrepasado con mucho la edad a la que habían llegado sus colegas. Aquellos con los que había compartido interminables recorridos por el circuito sanguíneo.

 

Por extrañas razones, que ni él mismo comprendía, había tenido la suerte, y al mismo tiempo la desgracia de enamorarse de una bella e "inmortal" neurona.

 

Había ocurrido hacía muchos años globulares. Él era joven y como en numerosas ocasiones pasó por el cerebro.

 

Al igual que algunos de sus contemporáneos contempló el extraordinario resplandor de una neurona que estaba recibiendo y transmitiendo información.

Aquella luz cautivó su corazón y se enamoró de tan bello árbol.

 

Su mayor deseo era transportar oxígeno a aquella zona particular del cerebro. No siempre llegaba hasta allí. Las corrientes que transportaban la vida hacia todas las células eran impetuosas y en numerosas ocasiones se veía arrastrado hacia donde no deseaba.

la cueva de los cuentos

Desde aquel descubrimiento, cada día anhelaba ver de nuevo el resplandor de aquella neurona.

 

El segundo increible acontecimiento ocurrió cuando tenía la edad de 90 días humanos, pero 90 años globulianos.

 

La Neurona que había comprobado la persistencia de GR2025 a lo largo de cuarenta años le "habló":

 

-Hola, GR2025.

 

El eritrocito no daba crédito a las extrañas vibraciones que impactaban en su sensible y flexible cuerpo.

 

Hasta tal punto se sintió desconcertado que no comprendiendo, o más bien no creyendo, lo que estaba sucediendo, continuó su recorrido habitual.

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Conforme transportaba el dióxido de carbono hacia los pulmones, meditó sobre el acontecimiento "terrorífico" que le había desconcertado y atemorizado.

Después de miles de vueltas por gran parte del cuerpo humano, consiguió llegar de nuevo hasta su amada neurona y la miró.

 

-Estás aquí otra vez, joven curioso.

-No tan joven, tengo 93 años.

La neurona sonrió.

-¿Por qué sonríes? -preguntó GR2025.

-Porque eres un niño en comparación conmigo.

-¿Cuántos años tienes tú?

-Unas doscientas veces tu edad.

-Me estás engañando... nadie puede tener 1800 años.

-Pues es aproximadamente mi edad. Todas las de mi especie no llegan a ser tan ancianas, pero en mi caso, y algunos más, así es.

-Disculpa que haya dudado de tus palabras.

-Es bueno que dudes. En el mundo hay muchos mentirosos consciente o inconscientemente...

Cuando más expectante estaba GR2025, una fuerte corriente lo arrastró.

 

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La neurona sabía que regresaría.

 

Después de varios años globulianos luchando contra la corriente, de nuevo se presentó delante de su "inmortal y sabia amada"

Apenas GR2025 se había puesto delante de la longeva neurona, el ya anciano eritrocito rogó a la "diosa de la sabiduría", según su humilde criterio, que le instruyese en los misterios de la Vida.

-Si lo que anhelas es sabiduría, te puedo decir cosas, que te parecerán fantásticas y extraordinarias, casi incomprensibles para vuestro mundo. Puede, también, ocurrir que las olvides y te veas arrollado por el torbellino de tu mundo.

GR2025 miró a los resplandecientes ojos de la neurona. No hacía falta hablar. Ella sabía perfectamente qué era lo que aquel eritrocito estaba pensando.

-Tu verdadera pregunta es si tú podrás algún día llegar a ser como nosotras. ¿Me equivoco?

 

GR2025 asintió con un leve parpadeo de sus ojos.

 

-La primera revelación que debes intentar comprender es que, paralelo al mundo que conoces, hay un mundo de energía que es portadora del conocimiento y por ende, de sabiduría. Es un mundo construído con rayos de fuego, si bien los humanos denominan al fuego electricidad.

-¿Y cómo puedo acceder a él? -preguntó GR2025, sin comprender totalmente la revelación de la sabia neurona.

-Lo primero que debes hacer es acumular energía de belleza, amor y fuerza en tu interior. Es el primer paso.

-¿Y después?

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Ya no hubo contestación... la corriente de la vida le arrastró hasta los más lúgubres y remotos confines del cuerpo. Parecía como si una fuerza le hubiese obligado a separarse de la "Diosa Sabiduría".

 

Y le sucedió algo que no le había ocurrido nunca, se perdió en los inmensos laberintos por los que circulan los eritrocitos.

 

Llegó hasta un lugar en el que había un enorme alboroto. La corriente sanguínea se estaba perdiendo, según decían algunas plaquetas, que gritaban desaforadamente.

 

Una de ellas obligó a GR2025 a detenerse y a reencontrar el camino de vuelta hacia las corrientes principales.

 

Y de nuevo pudo llegar hasta la anciana y sabia neurona.

 

-¿Qué tal te ha ido anciano eritrocito?

-Casi me pierdo...

-No sabes qué has visto, ¿verdad?

-Creo que he visto el mal.

-Es cierto, has visto el mal, pero también has visto algo más. Has contemplado, muy de lejos, una puerta al otro mundo.

-Tengo mucho miedo, Maestra.

-Deberás prepararte... tus días se están acabando -contestó la neurona.

-Pero... necesito... necesito saber más... antes de ir a ese terrible lugar que llaman Bazo. Muchos de mis antiguos compañeros ya han ido. Y yo... yo me muero de miedo.

La neurona sonrió de una forma compasiva.

- Si tú lo deseas y consigues llenar de fuego tu corazón... cuando eso ocurra, yo estaré contigo -le respondió enigmáticamente la Diosa inmortal.

-Por favor, Maestra, lléname de tu sabiduría y sosténme en los momentos difíciles, te lo ruego.

-Te indicaré una segunda revelación: Al igual que hay corrientes de "agua" en tu mundo, hay enormes ríos de "fuego" por los que las almas de tus congéneres y de muchas especies pasan a otros lugares. Por eso debes acumular el fuego del amor y de la vida en tu corazón.

-¿Son los ríos de fuego que llegan hasta ti en algunas ocasiones? -preguntó GR2025

-Algo parecido... son ríos de fuego que conectan tu mundo con nuestro mundo interior y con otros universos.

... y prosiguió la neurona.

 

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-Ésta es la última conversación que tendremos. Si atas los cabos sueltos de nuestras conversaciones... tal vez podamos volver a vernos sobre un río de fuego.

 

Los 15 últimos días humanos o años globulianos pasaron tan rápidamente para GR2025 que justo le dio tiempo para descifrar el enigma que su Maestra le había propuesto.

 

Dos guerreros tomaron prisioneros a miles de glóbulos rojos que ya estaban muy deteriorados por la edad y los condujeron en dirección al bazo. Entre ellos se encontraba GR2025. Su vida se terminaba...

 

Cuando pasaban cerca de la nariz, se desencadenó un enorme alboroto. Se había roto un diminuto conducto y aparecieron millones de plaquetas.

 

Entre tanto revuelo nadie se dio cuenta de que GR2025 se dirigió raudo y veloz hacia la puerta que se había abierto, "casualmente".

 

 

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-¿Dónde vas insensato? le preguntaron varias plaquetas... pero él sabía qué tenía que hacer, y siguiendo la diminuta corriente que se escapaba del cuerpo humano, consiguió salir a la luz.

 

 

 

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Apenas fue una milésima de segundo el tiempo de que dispuso GR2025 para contemplar el nuevo mundo, pero, era verdad, delante de él había algo que le pareció maravilloso, si bien no comprendía lo que estaba viendo.

Juan García era un simple mortal, y estaba de excursión en el Moncayo, una bella Sierra entre Zaragoza y Soria, en España. Pero realmente, un sencillo humano era algo tan grandioso para el microcosmos, que parecía un dios... La sabia neurona también fue testigo de aquel momento maravilloso.

 

Acto seguido se solidificó y cayó al abismo.

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Un haz de fuego le estaba llevando hacia el lugar en el que ocuparía un punto de más sabiduría y amor en el cuerpo físico de un dios del que apenas nada sabía...

 

El mundo subterráneo líquido y cálido daría paso a un mundo eléctrico, luminoso, más frío, pero también menos desequilibrado e inestable.

FIN

 

Texto e ilustraciones de Quintín García Muñoz

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