John
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Aunque habían pasado 20 años desde que John Smith conoció a Ingrid en una reunión de astrología, el rostro de ella apenas reflejaba el tiempo transcurrido, salvo por su cabello ligeramente blanco.
John bajó del tren pausadamente. Enfrente tenía los hermosos Alpes, cuyas cumbres nevadas reflejaban una luz inmaculada sobre el fondo del cielo azul. Allí le esperaba una delicada figura de mujer, y que ahora tenía setenta y cinco años. Cada paso que avanzaba el gigantesco y cuarentón John Smith, era precedido por unas inmesas lágrimas, y cada una de ellas reflejaba todo lo vivido con Ingrid. Solamente habían compartido en grupo, aquellos cinco magníficos días del cursillo en Niagara Falls. Pero eso no significaba que no se conociesen. Cuando llegó justamente enfrente de Ingrid, le tomó las manos delicadamente y la miró.
Los ojos azules de ella le correspondieron profundamente y no necesitaron ni siquiera darse un inocente beso de bienvenida.
El tren se marchaba de la pequeña estación y los pasajeros habían desaparecido hacia sus lugares de destino, y entretanto, ellos permanecián inmutables regalándose amor.
Un cariño que nada tenía que ver con este mundo. Era más bien el eco de un Universo de belleza y armonía.
¿Quien podría saber que durante muchos años, junto a otros compañeros, habían viajado en sus mentes a las cataratas de Kwan Sy , y las grutas de Pak Ou en Laos?
¡Cuantas veces habrían pronunciado la palabra sagrada en beneficio de la humanidad!.
¿Quien podría adivinar el corazón de muchos latía delicadamente en aquellos dos extraños seres?
Y..., aunque habían pasado veinte años... sabían que tal vez tendrían una eternidad junto a sus compañeros para viajar al centro de la Galaxia...
¿Habría algo de verdad en la novela titulada "El Hacedor de estrellas"? |
Nota: El interés de esta narración estriba en que fue la primera de todas las que vinieron con posterioridad y que están reflejadas en la novela Ingrid y John o Unificación de las almas.
Ilustraciones: Maria Eliana Aguilera Hormazabal Autores: María Eliana Aguilera Hormazábal y Quintín García Muñoz |