CREACIONES MENTALES

 

 

 

 

Apreciados lectores:

Muchas de las narraciones fantásticas de este pequeño portal: La cueva de los cuentos, se escribieron en estrecha colaboración entre dos personas. Algunos de los llamados viajes mentales fueron eso en realidad. Una persona se ponía a escribir una línea en el ordenador y al otro lado del mundo contestaba otra. El método fue perfeccionandose hasta poder conseguir bellos pasajes de experiencias mentales.

Siempre se ha escrito sobre la imaginación creadora. Siempre ha habido seres especialmente dotados para entrar en los mundos de fantasía. El País de Nunca Jamás, La Historia Interminable... y cientos de escritos que tendrán en común con estas obras, la facultad de haber llegado a un plano distinto.

Desde algún punto de vista se supone que lo que vemos con la imaginación, son simples fotogramas, pero desde otros puntos de vista, el mundo mental es un mundo compuesto de materia que puede moldear la mente. Nosotros nos inclinamos por pensar que ésta última opinión se acerca más a la realidad del ser humano como creador mental.

Se supone que lo que se imagina está encerrado en el cerebro físico, pero tal vez ello no es así, sino que puede ser sentido y palpado por otra mente capaz de decodificar el campo de información que convierte la energía electrica y magnética en imágnes inteligibles.

Sea como fuese, cuando se llega a un cierto grado de creación mental, un paisaje se convierte en algo tangible por un personaje dentro de esa imagen mental. No llega a tener en general la intensidad que el tacto físico, pero de alguna forma sí se puede afirmar que un punto de luz es capaz de tocar una banda luminosa, entre los que surge una especie de sentido del tacto.

Tal vez todo puede ser una ilusión, pero cada uno es libre de creer lo que desee, y de intentar crear su propio mundo mental densificado.

Si solamente fuese un mundo particular, no dejando de ser impresionante, creemos que sería poca cosa, pero es muy probable que ese mundo de materia densificada mental, esté conectado con los mundos de otros seres creadores, lo cual es maravilloso pues nada en el universo debe estar separado, sino en continuo contacto con el Río de la Vida.

Así pues, dos seres embarcados en creación mental devienen en una herramienta muy poderosa, siendo de vital importancia la atención, o aporte de energía de quien está leyendo lo que escribe su compañero.

Esa atención es como entregarle al otro escritor las propias alas para subir a las elevadas cumbres de la imaginacion creativa.

En esta narración, podemos observar cómo los creadores mentales se ven a sí mismos y a sus criaturas, y cómo ellos a su vez se consideran creaciones de Entidades que en algunos lugares se nos dice fueron la Humanidad de otras épocas, y ahora viven en un mundo más sutil que el que vivimos nosotros, y que puede ser detectado gracias a las maravillosas facultades creativas y receptivas del cerebro humano.

Como hemos dicho, cada hombre y mujer tiene el derecho a pensar lo que más le convenza de acuerdo a sus experiencias, y nadie puede atribuirse la arrogancia de tener una verdad universal y someter a esa ilusión todos los millones de experiencias que hay en este momento en los cerebros y micro universos mentales de los miles de millones de seres humanos, que es probable que formen en su conjunto La Mente de una Entidad, denominada Logos Planetario, entre otros nombres.

Esperamos que os guste.

Afectuosamente:

Los autores.

 

 

Del lienzo La barquita en el embarcadero, de la pintora y escritora mística chilena María Eliana Aguilera Hormazábal.

 

Ingrid y John apenas permanecieron unos minutos en el jardín y se esfumaron. Era la primera vez que desaparecían de una forma tan rápida, y casualmente, en un rincón del mismo, cerca del pino que regaló Ingrid a John, aparecieron jugando Piernitas Largas y Rodillitas Delgadas.

Tenían, allí cerca, la entrada a una cueva mágica, de la que nadie sabía nada, pues era otro más de sus múltiples secretos. La puerta se abrió y Piernitas tomó la mano de Rodillitas y ascendieron por una escalera. Dentro de la cueva, sus vigilantes no sabian cómo podían ser tan atrevidos, pero los niños sí que lo sabían o mejor lo presentían. Intuían que siempre les estaban acompañando, especialmente en momentos como éste en el permanecían envueltos en una profunda oscuridad, desde donde apenas se percibía un tenue rayo de luz, allá al final del tunel.

En algún momento, cuando los niños tenían miedo, John, especialmente, les calmaba posando su mano sobre el hombro de los niños. Se podía afirmar que caminaban juntos cuatro seres.

Por fin, junto con Linnsss salieron de aquel tunel y se econtraron de bruces con la imponente catarata del Jardín de la Montaña.

Los dos quedaron con la boca abierta, porque era la primera vez que utilizaban ese camino, y se sorprendieron por la enorme cantidad de agua espolvoreada que lanzaba la catarata. La neblina blanca ascendía hasta una una altura increíble y formaba uno de los siete arco-iris de aquel jardin.

Entonces fue cuando Rodillitas delgadas comenzó a reconocer el valor de Piernitas.Ya habia ocurrido el acontecimiento del caballo y otros más en los que la valiente niña se habia mostrado con un inmenso corazón.

 

Rodillitas, justo al salir de la cueva, parecía un poco más alto que de costumbre y con infinito cariño tomó las manos de la niña, de su amada Piernitas y la abrazó.

 

La altura de ambos niños estaba algo desnivelada, pues el hombrecito que apenas llegaba al pecho de Piernitas Largas, sintió el cálido latido del corazón de la niña y dejó caer una dulce lágrima de su corazón. Linnss y los devitas les observaron cómo se dirigieron hacia el jardín de las amapolas.

 

-¡A que no me coges! -gritó el niño lanzándose a correr entre las inmensas praderas salpicadas por cientos de flores rojas.

-¡A que sí!-respondió la niña, mientras se reía, pues sabía perfectamente que sus largas piernecitas le darían alcance indefectiblemente.

Y el niño corría y corría.

¡Apenas destacaba su linda cabecita sobre las altas hierbas!

Aguantó sin ser alcanzado más tiempo del previsto, pero justamente cuando finalizaba la llanura y se iniciaban las primeras rampas de una inmensa montaña, ya no resistió más y la dulce Piernitas le atrapó. Rodillitas intentó con enorme esfuerzo, zafarse de las manos de la niña y cayeron los dos rodando, hasta quedar totalmente tumbados sobre las altas hierbas. Y así les encontraron los devitas que marchaban detrás de ellos contagiados por la alegría de los pequeños. Linnss y alguien más les vigilaba desde la montaña y los niños se quedaron tumbados mirando al cielo. Observaron una nube blanca y esponjosa que flotaba en aquel lindo espacio. Cerca, un águila también les observaba.

En unos instantes todos los devitas saltaron encima de los niños.

-Menos mal que no pesan-dijo riendose el pequeño.

-¡Linnsss! ¡Ven porfa, se me ha ocurrido una gran idea!-gritó de repente Rodillitas Delgadas mientras se incorporába.

-¡Uff! -exclamó el ave-¡Seguro que quieren ir muy lejos!- continuó hablándose a sí mismo con cara de sufrido ¡Ahora que estaba tan a gusto tumbado junto a ellos en aquellos prados!

 

Pero Linnssss, en verdad que lo pensaba en broma. Su vida real era volar y no estar tumbado. Tras unos segundos el ave conocida también con el nombre de "El abrazo eterno", pues nacía cuando los creadores mentales Ingrid y John fusionaban sus pensamientos, adoptó una forma blanquecina e inclinó su cuello para que los niños se subieran.

Lo primero que hizo Clarita, fue acariciar con su cara, la suave y delicada piel del ave, que estaba formada por unas plumitas tan pequeñas que casi parecían pelitos. Realmente no se sabía qué era aquello tan cálido y lindo.

-Llevanos a algun lugar , por favor-gritaron Clara y Juan casi a la vez.

Linnsss sonrió. Enseguida se le ocurrió el lugar al que les llevaría.

 

-Abrazaos con fuerza a mi cuello-escucharon en sus mentes el mensaje del ave.

 

Y "El abrazo eterno descendió lentamente por las interminables laderas de Los Andes hacia el Oceano Pacífico, sobre cuyas aguas soplaba una cálida brisa que hacía que los niños se sintiesen vivos y alegres.

 

-¿Donde nos llevas?-preguntó impacientemente Clarita.

-Es un secreto- contestó el ave de materia mental.

 

Volaron con vertiginosa velocidad. Era como si hubiesen dado dos vueltas a la Tierra sobre las aguas azules de nuestro hermoso planeta. Por fin aminoró la marcha, cuando divisó a lo lejos un pequeñito velero blanco.

-¡Qué hermoso! -exclamó la niña.

Y fue Linnsss quien lloró, y fueron también sus creadores y guias los que lloraron.

Los niños se enamoraron de aquel velero azul con sus velas desplegadas. Incluso se acercaron y las tocaron con enorme delicadeza.

 

-¿De quien es? -preguntó Rodillitas delgadas a Linnsss.

-¿Acaso no lo sabes ya? -respondió con inmenso cariño.

-No-contestó el pequeño.

-Sí, sí que lo sabes. Solamente tienes que escuchar tu corazón.

-No sé qué significan esas palabras.

-A veces, en silencio, nos viene algún pensamiento que nos llena de gozo. Creemos que no es una certeza, pero sin embargo, nos deja un poso de alegría tan grande, que al fin y al cabo ¡Qué importancia tiene todo lo demás cuando realmente nos sentimos colmados y felices! Tú al verlo, has sentido algo. Algo importante y misterioso.

-¡Es verdad! ¡He sentido como si lo conociese de siempre!-

-A eso me refiero-añadió Linnsss

 

 

Los tres dejaron de observar el barco y continuaron hasta llegar a la costa, donde las olas del mar rompían contra las enormes piedras volcánicas, las que parecían, por momentos, que se desintegrarían, pero más bien eran las olas las que se deshacían en mil flores blancas.

 

Cuando llegaron al puerto, observaron a una hermosa mujer que bajaba del velero y caminaba por un estrecho andador cubierto de pequeños baldosas azules, rosas y blancas encaramándose por la falda de un pequeño promontorio y terminando en una terraza desde donde se vislumbraba todo el el inmenso océano.

Piernitas apenas podía creer el inmenso parecido que ella tenía con aquella esbelta dama. Parecía que su corazón ya no cabía en su pecho. El cabello de la hermosa joven era un poquito más castaño y los ojos eran enormes y un poquito más oscuros que los suyos. La piel de los brazos tersa y blanquecina.

La mirada de la mujer que se dirigía hacia lo más alto, parecía buscar con infinito anhelo lo que había más allá de la balaustrada. Estaba excesivamente nerviosa. Piernitas delgadas creía sentir perfectamente lo que pasaba por la cabeza de la dama de blanco y azul. La niña no pudo resistir tocarla y la acarició. En aquel preciso instante la navegante miró hacia donde la etérea Clarita se encontraba, pero no pudo distinguir nada con los ojos físicos. Y los ojos espirituales estaban excesivamente anhelantes para ver algo distinto a lo que quería ver.

La niña intentó mover su traje; Linnsss volaba alrededor de ella. Los tres acariciaron a la esplendorosa dama, mientras ascendía rápidamente por la escalinata. Observaron lejanos y expectantes cómo casi desfallece cuando contempló al pintor, cómo hablaron, y cuando ellos mismos se acercaron, las cuencas de los dulces ojos de Rodillitas se colmaron de perlas saladas y transparentes. Era él mismo, si bien un poquito mayor. Sencillamente, estaban contemplando su futuro. Y ello les llevó a preguntas que solamente con los años tendrían respuesta.

 

En ese preciso instante podríamos distinguir perfectamente, amable lector, tres niveles de conciencia: Los dos creadores mentales y a la vez observadores silenciosos, los tres viajeros invisibles y los dos enamorados en ensoñación mirando el océano.

Los dos niveles superiores contemplaron la mirada de ella al ver su propio rostro en el cuadro, sintieron la timidez de él sin valor suficiente para apartar su mirada del cuadro, temiendo que no fuese su amada, la que permanecía detrás de él y a quien siempre había anhelado encontrar.

 

Extraído del libro de Ingrid y John o Unificación de las almas. Lienzo de María Eliana Aguilera Hormazábal. Mística y escritora chilena.

 

Nunca, hasta entonces, había subido nadie por las escaleras que se pareciese al rostro reflejado en el lienzo, nadie de las grandes oleadas de turistas que habían arribado a aquella isla, tenía el más mínimo parecido a aquel retrato extraído de su mente. Y, si bien era verdad que se había llevado enormes decepciones, nunca había perdido la esperanza de que algún día aparecería una mujer con el mismo rostro.

Y... ahora...era por eso que no se atrevió a tornar la vista detrás de él, hasta que percibió el maravilloso aroma de su ser...

-¿Quién eres? -preguntó por fin el pintor.

La navegante estaba temblorosa; las piernas apenas sostenían su delicado cuerpo mientras observaba su propio rostro plasmado hasta el más mínimo detalle sobre el lienzo. Tanta había sido la necesidad de responder a la llamada de su alma, que a pesar de ser tímida, a pesar de todas sus dudas, a pesar de tan demoledores sufrimientos, se había hecho más fuerte y se había atrevido a viajar sola a lo largo de todo el mundo. Y allí estaba. Por fin tenía delante de ella el objeto de sus más profundos anhelos.

 

-Soy el agua que calmará tu sed. Soy la luz que colmará tu oscuridad. Soy la compañera que caminará junto a tí hasta que la Eternidad Mayor absorba la eternidad menor. Soy la luz de nuestro retorno al Padre. Soy el inicio de tu voluntad- susurró la joven, sin pensar, pues fué El Padre en los Cielos quien se expresó en aquel instante de plenitud absoluta, si bien mutable.

 

 

Extraído del libro de Ingrid y John o Unificación de las almas. Lienzo de María Eliana Aguilera Hormazábal. Mística y escritora chilena.

 

 

Entonces, el pintor se volvió y al verla cayó la primera de las muchas lagrimas que vertirían ambos a lo largo de aquel maravilloso día. Y dijo poco más, pues solamente fueron los ojos, de la misma naturaleza que los de ella, los que hablaron, los que expresaron el profundo amor abstracto que residía en corazón.

-Sin duda, eres Tú.

-Sí-respondió la dama de blanco y azul.

Como si fuese lo más natural del mundo, el joven alzó sus manos casi a la vez que ella y se abrazaron durante cinco largos, inolvidables y eternos minutos.

Linnsss, Piernitas Largas y Rodillitas Delgadas permanecieron sobrecogidos ante la escena de su futuro que acababan de contemplar.

 

-Y ¿ahora que? -dijo el impaciente de Rodillitas

-¿SHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! ¡Silencio! le rogó, Piernitas.

 

Luego, el pintor colocó el pincel en la mano de la navegante.

 

-¿Termina el cuadro por favor! -pidió a la joven.

 

Ella, llevada por su alma ,tomó el pincel, y como si lo hubiese hecho siempre, dibujó una lágrima, parecida a una perla transparente.

 

La dama sentía la mano del pintor en sus dedos, pero realmente  él no hacia nada sino dejar que el alma de ambos se expresase . El alma se manifestaba a través de sus ojos y todo movimiento estaba ahí. Era un baile infinito, un cantar maravilloso, un vuelo jamás pensado ni soñado. Solo era el resultado de que dos humanos habían unido sus almas hacía mucho tiempo ya, y el éxtasis se hacía sentir y fluía en forma diamantina hacia los demás. El pintor permanecía justo detrás de la navegante abrazándola con inmenso cariño. Ambos miraron al mar y apenas si dijeron algo. Ella le dio la mano a él y ni siquiera cogieron el cuadro. Los dos jóvenes se elevaron y flotaron en el espacio, ingrávidos, cual dos haces de luz que dibujaban interminables espirales entrelazadas que eran la esencia del abrazo. Apenas se veian sus movimientos, solo los intuía la mente. Se separaban y luego mezclaban sus luces convirtiéndose en puntitos luminosos.

Se subieron a la barandilla y se lanzaron volando como haces de luz, Como imágenes de materia luminosa sobrevolaron el océano y ahora sí que pudieron ver las otras luces. Las de Piernitas Largas y Rodillitas Delgadas y Linnsss que les siguieron.

Volaron cual lluvia de estrellas y arribaron a un lugar desconocido para ellos y sin embargo muy conocido para los que les observaban.

Los dos jovenes se sentaron sobre la hierba del jardin de la montaña y soñaron que estaban en la profundidad del corazón del Logos, en su paraíso , bajo un árbol frondoso rodeado de miles de flores, de devitas revoloteando. Percibieron el aroma del maravilloso reino vegetal y fueron inmensamente felices. Desde ese lugar, desde ese jardin del bosque , podian respirar y adentrarse en las inmensas montañas, ver el lago que les rodeaba, el fuego interno y allá a lo lejos divisar el jardin de invierno de sus desconocidos y a la vez queridos padres, Ingrid y John. Sus propias almas eran la abstracción de la pureza , la humildad y el amor, así como todo lo que cada uno de los Reinos de la Tierra, y del Universo podía haberles enseñado: la frescura y el aroma de las plantas; la humildad de los animales; la rigidez y calor de las grandes montañas, sobre las que relucía la nieve eterna, maestra de maestros; el resplandor del amanecer al aparecer el Sol , la Luz cambiante del cielo ; la maravilla de la tierra húmeda. Todo eso y mucho más era la esencia de aquellos seres. El Amor que es eterno venía y les envolvia desde el corazón del bendito Sanat Kumara, lo que acrecentaba la conciencia de sus creadores, su aroma, su forma , su naturaleza, incluso su adn y sus sus vidas enteras.

Únicamente se miraban y se tocaban con la punta de los dedos . Era un lenguaje sagrado, la energía verdadera les cubria con su manto y ahora debian esparcir todo aquello en sus puntos de expansión. Se elevaron sin saber y llegaron hasta sus cuerpos, el de los creadores, que permanecían allí abajo, en su jardín en aquel momento de contemplación y entraron en ellos. Y ya era todo nuevo : los devitas , Linnsss, los guias ya sabían que por fin habían comprendido su magia, su amor y su esencia. Eso eran ellos y eso se expresaba en sus construcciones.

 

 

De nuevo aparecieron en el jardín de Invierno, Ingrid y John y sus construcciones mentales: el pintor y la navegante se vieron atraídos como un remolino hacía el corazón de sus creadores.

 

Piernitas, Rodillitas y Linnsss que contemplaron aquel maravilloso espectáculo de unificación y síntesis, símbolo si bien ellos no lo sabían de la fusión del alma eterna y la personalidad efímera, abrieron la puerta del jardín de invierno y caminaron por el sendero que llega hasta su rincón amado, donde jugaban a casitas y cocinitas.

Rodillitas Delgadas tomó la mano del niño y le condujo hasta el columpio, como todos los días. Entretenidos en sus juegos infantiles muy pronto se olvidaron de aquellos maravillosos acontecimiento. Ya no recordaban si lo habían hablado o si lo habían soñado, pero un día sabrían que ellos eran también hijos de los Señores del Jardín, formas etéreas de seres humanos, quienes a su vez permanecían envueltos en el manto azul y rosa de un Maestro que hacía muchos años les había regalado el maravilloso don de LA VIDA

 

 

   

 

 

Ilustraciones: Maria Eliana Aguilera Hormazabal

Autores:María Eliana Aguilera Hormazábal y Quintín García Muñoz

 

 

 

 

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