Inteligencia Artificial, 4
En el año 2085 ¿quién era tan estúpido para estudiar seriamente una carrera universitaria como ingeniría, arquitectura, geología, física, química o matemáticas? Nadie en su sano juicio. De hecho no estaban subvencionadas por ningún estado de la Tierra. La Inteligencia Artificial dominaba el mundo, y los universitarios, utilizando un lenguaje arcaico y prohibido, se habían echado a la bartola, y sólo estudiaban lo que también arcaicamente se llamaba las marías... vamos... las asignaturas de letras. Cualquier tipo de construcción era diseñada por la todopoderosa Inteligencia Artificial. El empresario apretaba un botón, seleccionaba unas características ofrecidas por el programa, y el proyecto estaba a la vista en unas horas. Lo mismo se podía decir para toda clase de productos que la industria del metal proporcionaba. No eran necesarios ya los estudios geológicos, ni cálculos, ni nada... Todo, absolutamente todo era diseñado y casi fabricado por la nueva Diosa Inteligencia Artificial. Y era verdad, los humanos simplemente valían para llevar el botijo a la obra... Así pues, las cosas, nadie era considerado capaz de supervisar las decisiones de I.A. Roberto era un romántico y al igual que hubo arqueólogos que en su tiempo estudiaron los restos de Troya, de la misma forma él se dedicó en cuerpo y alma al estudio de la Ingeniería y de la Geología, para lo que también decidió estudiar bastante a fondo cálculo matemático y composición de los materiales. Se iba a construir un puente que uniría varios picos de los Alpes. Simplemente porque así lo había sugerido I.A. Y la gente, extasiada, recibió la gran noticia. Roberto hizo estudios por su cuenta, era algo que le encantaba, y llegó a la conclusión de que había un error y, aunque aparentemente pequeño, podía tener consecuencias catastróficas. Se le ocurrió comentarlo en las redes sociales... Y no le pasó lo que a Galileo cuando tuvo que abjurar de su afirmación heliocéntrica en 1633. No le pasó nada... porque simplemente la I.A., que dominaba todas las redes y todos los medios de comunicación, no dejó que su estudio saliese a la luz, fuera de su ámbito más cercano. Así pues, en el año 2086 se inauguró el puente más alto y más extraño jamás construido. Los más insignes políticos y dirigentes del mundo comenzaron a caminar orgullosos... Su Diosa, la Inteligencia Artificial, los cuidaba extraordinariamente, pero sólo eran peleles en las redes de I.A. No se sorprendió Roberto cuando, el mismo día de la inauguración, todos los insignes jerarcas del mundo cayeron junto con el puente desde tres mil metros de altura. A partir de entonces, comenzó una lucha a muerte con la I.A. que mantenía un férreo control sobre los humanos... pero esa parte ya está descrita en las películas de ficción. Por cierto... me están llamando por teléfono... parece una llamada sospechosa....justo nada más publicar esta historieta... espero que no sea... la P.I.A.
Texto e ilustraciones qgm.
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(Una novela de Xavier Penelas, Juan Ramón González Ortiz y Quintín García Muñoz)
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